jueves, 19 de agosto de 2010

65

"Make it a sweet, sweet goodbye. It could be for the last time and it's not right." - ATL.

65.

Cerré la maleta, sólo me quedaba coger un avión hasta Londres, hacer las maletas bien hechas, y después ir hasta el aeropuerto a coger el avión que me llevaría a Los Ángeles. ¿En serio iba a ser lo suficientemente fuerte para ello?
Suspiré, eran las cinco de la mañana, y mi avión salía a las ocho, los chicos seguirían durmiendo, así que me apresuré a salir del hotel, sin despedirme. Cuando estuviese en Londres les llamaría, no me gustaban las despedidas, no es que no nos fuesemos a volver a ver nunca, simplemente, me marchaba cuatro años y volvería en los veranos. Quizá no fuese lo mismo, o quizá no pudiese cruzar el "charco" para volver a verles. Pero también es cierto que yo quería a Dougie, más incluso que la última vez, y que eso acabaría conmigo algún día, pero prefería que fuese lejos, lo bastante más lejos de él.
Tomé el primer taxi que pasó por la puerta del hotel, sabía que el aeropuerto quedaba algo lejos del hotel, pero no me importaba, cuanto más lejos, más tardaba, cuanto más tardase yo en llegar, más tardarían ellos en ir a buscarme, porque sólo Dougie sabía que me iba, y quizá se quedase de brazos cruzados, ya le había dicho que me iba para alejarme de él, tan sólo esperaba que lo hubiese cogido en el buen sentido de la palabra.
Pagué al taxista y entré en el aeropuerto, la maleta servía como equipaje de mano, así que no tenía que facturar ni hostias. Recorrí el aeropuerto hasta llegar a la puerta de embarque, tan sólo tenía que esperar a que la abriesen y eso podía tardar un rato bien largo, pero no me importaba.
Tenía ganas de llorar, unas ganas de llorar infinitas que me aprisionaban y apenas me dejaban respirar, pero todo cambiaría cuando llamase por telefono, cuando llegase a Londres, sólo tenía que esperar.
Y las horas pasaron, y cada minuto costaba un poco más tomar esa decisión, pero cuando me senté en el avión, supe que ya no había marcha atrás. Me senté con una señora mayor, pero apenas la hacía caso, prefería mirar por la ventana, el mar, las nubes. Sentirme pequeñita me hacía querer desear ir más arriba, pero no, ahí estaba bien.
Bajé del avión y llamé por teléfono, Danny Jones.
-Danny-dije mientras entraba en la casa.-Estoy en Londres.
-¿Qué? ¿Qué haces en Londres?-exclamó preocupado.
-A ver... Escuchame, pon el móvil en manos libres y reúne a todos.
Pude escuchar un montón de jaleo, así que supuse que estaban todos juntos, y que se habían acercado más aún. Comencé a preparar las maletas mientras el jaleo iba desapareciendo.
-Estamos todos, adelante-murmuró Danny.
-Me voy a Los Ángeles-dije. Silencio, un silencio más aterrador que cualquier otro sonido en ese momento, pero yo tenía que continuar.-Me han ofrecido una beca en la universidad de ciencias de Los Ángeles, y... Estaré cuatro años fuera.
-Pero, Nat, me habías prometido que...-Nekane quería hablar, parecía enfadada.-¡¡Joder, Nat, no es justo!!
-Lo sé, Nekane, sabes que lo sé-me dejé caer en la cama.-Sé que no tendría porque irme, sé que me tendría que dar igual eso, pero ya sabes que no, que es imposible. Y joder, sabes todo lo que me tocaría pasar si me quedase aquí con vosotros.
-No puedes irte, ¡Nat, por favor!-exclamó Harry.-¿En serio quieres irte a Los Ángeles, donde no conoces a nadie, a estudiar?
-No es que quiera, Harry, es que va a ser mejor para todos, creéme-repetí la misma frase que le había dicho a Dougie.-Yo necesito alejarme de ciertas cosas, ciertos momentos, y ciertos lugares. Otro continente es algo nuevo, que ni si quiera he explorado aun.
-¡¡Pero es que puedes estudiar la misma carrera en Londres!!-intervino Tom.-No lo entiendo.
-No pido que me entendais-dije cerrando los ojos.-Sólo pido que os porteis bien, y que respeteis mi decisión. Mi avión sale a las ocho-murmuré mirando el reloj.-Tengo siete horas para preparar las maletas, os cuelgo. Os quiero, mucho, demasiado.
Colgué el teléfono y suspiré, no tenía que entretenerme, tenía que hacer las maletas, y podría hecharme una pequeña siesta, necesitaba dormir algo.

Me levanté a las cuatro y media, había dormido más de lo previsto al parecer. Me preparé y llamé a un taxi, tenía que salir hacia el aeropuerto lo antes posible. Monté en el automóvil y esperé pacientemente a que se detuviese frente a las puertas del aeropuerto, y cuando lo hizo, pagué y bajé. La verdad es que las maletas apenas pesaban, porque la mayor parte de mi ropa estaba en Salamanca, y me la mandaría mi madre al fin y al cabo, y de nuevo no tenía que facturar, de nuevo. Me quedé paseando por el aeropuerto, mientras me dedicaba a vagar por mis pensamientos, las seis y media, tenía demasiado tiempo de sobra para estar allí, así que me senté, a la espera de que fuesen las siete y media que era cuando abrirían las puertas del avión para poder entrar, y a las ocho menos cuarto, cerrarían.
Las horas pasaron lentas, tranquilas, sin problemas.
"Pasajeros del vuelo 815, con destino Los Ángeles, embarquen por la puerta 7."
Ese era mi vuelo, me levanté del banco donde estaba y comencé a caminar hacia los pasillos del aeropuerto, pero una mano me detuvo. Me giré para mirar quien era el culpable, y me quedé sin habla, ¿Dougie?
-Iba a preguntarte qué haces aquí...-susurré mirandole.-Pero supongo que habrás venido a recoger a Frankie.
-Te has equivocado en una cosa, bueno en varias-sonrió.-La principal es que he venido a recoger a alguien, pero no es a Frankie, y la segunda es que yo no estaría bien si tú te fueses a Los Ángeles. Sería el que peor estuviese de todos.
-Me llamarás tonta pero, no lo entiendo-suspiré y le miré.
-He venido a recogerte a ti, porque te quiero, porque nunca he dejado de hacerlo, porque te necesitaba allí, en Latino América conmigo y tú no estabas... Joder, porque desde que te conocí mi vida gira entorno a ti-suspiró y acarició mi mejilla con una mano.-Porque si te vas, no sé que sería de mí, Nat.
Y después de todo eso, después de que las lágrimas empezasen a resbalar por mi rostro, me besó, con dulzura, acercándome más a él, abrazándome, pidiendome permiso para profundizar el beso.
Había añorado eso, sus brazos alrededor de mi cuerpo, apretándome contra él, sus labios, su respiración, le había hechado de menos a él.
"Último aviso para los pasajeros del vuelo 815, con destino Los Ángeles, embarquen por la puerta 7."
-Me he adelantado a los chicos-susurró mirandome a los ojos.-Les dije que no te dejaría marcharte, quédate conmigo, no, mejor aun... ¿Quieres ser mi novia, de nuevo?
-Pero... ¿Y Frankie?-murmuré mirandole.
-La he dejado, ella no era tú, eres única en el mundo, quizá por eso tengo tanto miedo de perderte, de nuevo-y volvió a besarme.

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